La República
Dos temas políticos despertaron mi interés en esta última semana: el dictamen del fiscal del caso AMIA y el feroz atentado en grado de tentativa que soportara La República en las elecciones en Misiones.
Lo entretenido de estos dos casos es que un dictamen judicial emitido por un fiscal y las elecciones en una provincia pequeña del nordeste del país generaron una desusada repercusión en los medios de comunicación por sus implicancias políticas, digamos, extraterritoriales.
El caso AMIA viene enredado desde el comienzo. El dictamen del fiscal Nisman parece de un contenido político casi sin precedentes en la historia judicial argentina. La utilización de informes de inteligencia de la SIDE, aportados a ella por la CIA y el Mossad, al menos llaman la atención ya que es sabido que estos informes no cuentan como prueba en el ordenamiento jurídico argentino. En Estados Unidos estos informes deben pasar por un filtro del FBI para ser presentados como prueba y por supuesto que ni siquiera eso garantiza la veracidad de estos informes. Los datos de inteligencia están desvalorizados como prueba porque la estrategia de contrainteligencia y la invención de pruebas con fines políticos son prácticas, además de comunes, consideradas legítimas en el mundo del espionaje. Basta ver un puñado de películas norteamericanas sobre la CIA para saber como actuan, que pueden ser mal o bienintencionados pero que la verdad para ellos, es lo de menos. Para nosotros también, pero no por eso uno debe cometer errores políticos que se paguen demasiado caro. A veces no decir la verdad puede ser mejor que decirla y a veces no decir una mentira también puede ser mejor que decirla.
El caso AMIA es peligroso para la Argentina porque si no se tienen pruebas concretas y no basadas en informes de la SIDE, la CIA o el Mossad, o dichos de testigos disidentes y exiliados de Irán, podría llevar a una confrontación innecesaria y con resultados nulos desde el punto de vista judicial. Nadie iría preso y encima estaríamos en un conflicto con Irán que no nos pertenece.
Parece un poco raro que en un momento en que Estados Unidos disputa con Irán por el enriquecimiento de Uranio, resulta que un dictamen de un fiscal en Argentina dice que el gobierno de Irán decidió atentar contra la AMIA porque Argentina rescindió un contrato con ellos sobre tecnología nuclear.
El caso Misiones y la reelección indefinida demuestra muchas cosas pero lo único interesante es la falta de verguenza de los defensores de la República. Ninguno de ellos clamaba por la República y la división de poderes durante el proceso militar argentino ni claman ahora en contra de la reelección indefinida de los gobernadores de los estados de Arkansas, Florida y Nueva York.
Oh, República, tus amantes no son más que unos viles farsantes. Ah, República, tus defensores son los que te han agrietado y vilipendiado en el pasado. Oh, República, los que hoy te invocán te desollarán.
No les dejaremos. Nosotros somos la República.
Lo entretenido de estos dos casos es que un dictamen judicial emitido por un fiscal y las elecciones en una provincia pequeña del nordeste del país generaron una desusada repercusión en los medios de comunicación por sus implicancias políticas, digamos, extraterritoriales.
El caso AMIA viene enredado desde el comienzo. El dictamen del fiscal Nisman parece de un contenido político casi sin precedentes en la historia judicial argentina. La utilización de informes de inteligencia de la SIDE, aportados a ella por la CIA y el Mossad, al menos llaman la atención ya que es sabido que estos informes no cuentan como prueba en el ordenamiento jurídico argentino. En Estados Unidos estos informes deben pasar por un filtro del FBI para ser presentados como prueba y por supuesto que ni siquiera eso garantiza la veracidad de estos informes. Los datos de inteligencia están desvalorizados como prueba porque la estrategia de contrainteligencia y la invención de pruebas con fines políticos son prácticas, además de comunes, consideradas legítimas en el mundo del espionaje. Basta ver un puñado de películas norteamericanas sobre la CIA para saber como actuan, que pueden ser mal o bienintencionados pero que la verdad para ellos, es lo de menos. Para nosotros también, pero no por eso uno debe cometer errores políticos que se paguen demasiado caro. A veces no decir la verdad puede ser mejor que decirla y a veces no decir una mentira también puede ser mejor que decirla.
El caso AMIA es peligroso para la Argentina porque si no se tienen pruebas concretas y no basadas en informes de la SIDE, la CIA o el Mossad, o dichos de testigos disidentes y exiliados de Irán, podría llevar a una confrontación innecesaria y con resultados nulos desde el punto de vista judicial. Nadie iría preso y encima estaríamos en un conflicto con Irán que no nos pertenece.
Parece un poco raro que en un momento en que Estados Unidos disputa con Irán por el enriquecimiento de Uranio, resulta que un dictamen de un fiscal en Argentina dice que el gobierno de Irán decidió atentar contra la AMIA porque Argentina rescindió un contrato con ellos sobre tecnología nuclear.
El caso Misiones y la reelección indefinida demuestra muchas cosas pero lo único interesante es la falta de verguenza de los defensores de la República. Ninguno de ellos clamaba por la República y la división de poderes durante el proceso militar argentino ni claman ahora en contra de la reelección indefinida de los gobernadores de los estados de Arkansas, Florida y Nueva York.
Oh, República, tus amantes no son más que unos viles farsantes. Ah, República, tus defensores son los que te han agrietado y vilipendiado en el pasado. Oh, República, los que hoy te invocán te desollarán.
No les dejaremos. Nosotros somos la República.
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