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Mostrando las entradas de mayo, 2011

Stéphane Hessel hablando sobre el conflicto entre Israel y Palestina

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Para escucha hacer click AQUÍ o en el título del enlace.

¡Indignaos! (Indignez-vous!) por Stéphane Hessel

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Stéphane Hessel (Berlín, Alemania, 1917) Diplomático, escritor, militante político, miembro de la Resistencia francesa, capturado y torturado por la Gestapo, recluso en los campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbau participó en la elaboración y redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. En los últimos años se ha dedicado a “indignarse” por el trato a los inmigrantes, a los indocumentados, a los gitanos, indignarse por las enormes desigualdades entre los que no tienen nada y los que lo poseen todo. En temas de política internacional su “principal indignación” es el conflicto entre Israel y Palestina. Hessel escribió un panfleto político que en pocas semanas se convirtió en un best seller, vendiéndose en Francia en las primeras cuatro semanas 1.700.000 ejemplares, se tradujo a 23 idiomas. Su título: Indignez-vous! traducido al español por María Belvis Martínez García. La fotografía que ilustra el artículo fue tomada en La Puerta del Sol, p

Sarlo contra Sarlo

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Publicamos en el Blog este aporte de Luis Polo, psicoanalista lacaniano e intelectual argentino, escritor de cuentos policiales y de los otros, fundador del Grupo de Cine de Yahoo (cómo, no conocen el grupo de cine???, entren ya mismo haciendo clic acá ) Médico y empecinado promotor cultural. Vive en Corrientes. Saludos. Francisco Abelenda Ahí va... El cambio de fin de siglo de Beatriz Sarlo Buscando información para un trabajo, encontré un artículo de Beatriz Sarlo, Sensibilidad, cultura y política: el cambio de fin de siglo (*), del que transcribo un párrafo: “Muchas veces se ha dicho que la cultura del fin de siglo fue completamente reorganizada por la esfera individual. Ya casi ni es necesario probar esta afirmación. Se la repetido en las últimas décadas y los medios de comunicación han sido los primeros convencidos de que su hegemonía se había implantado sobre la hegemonía secular de la cultura escrita, y que sus representantes marcaban rumbos culturales como antes lo habían he

Federico Nietzsche: El arte y la ética en El nacimiento de la tragedia por Pablo Sebastián García

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En el prólogo a El nacimiento de la tragedia  Nietzsche nos dice que « el arte –y no la moral– es la actividad propiamente metafísica del hombre » [1] , y sostiene que: De hecho el libro entero no reconoce, detrás de todo acontecimiento, más que un sentido y un ultra-sentido de artista, –un «dios », si se quiere, pero, desde luego, tan sólo un dios artista completamente amoral. Este tipo de afirmaciones han contribuido a elaborar una imagen de Nietzsche como un «monstruo moral», interpretando que Nietzsche propone el enfrentamiento entre dos esferas antitéticas e irreconciliables, el arte y la moral, cuya subsistencia individual depende de la completa negación y destrucción de la otra, entendiendo que Nietzsche se decide por el arte y emprende la destrucción de toda moral. Sostenemos la tesis contraria: «destrucción » de la moral por parte de Nietzsche es un intento de fundamentación, de una fundamentación más radical de la ética. En su Ecce homo, en el capítulo dedicado a E

Ryunosuke Akutagawa: Rashômon

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Traducido por Kazuya Sawai Era un frío atardecer. Bajo Rashômon, el sirviente de un samurai esperaba que cesara la lluvia. No había nadie en el amplio portal. Sólo un grillo se posaba en una gruesa columna, cuya laca carmesí estaba resquebrajada en algunas partes. Rashômon estaba situado en la Avenida Sujaltu, era de suponer que algunas personas, como ciertas damas con el ichimegasa (1) o nobles con el momiebosh (2), podrían guarecerse allí; pero al parecer no había nadie fuera del sirviente. Y era explicable, ya que en los últimos dos o tres años la ciudad de Kyoto había sufrido una larga serie de calamidades: terremotos, tifones, incendios y carestías la habían llevado a una completa desolación. Dicen los antiguos textos que la gente llegó a destruir las imágenes budistas y otros objetos del culto, y esos trozos de madera, laqueada y adornada con hojas de oro y plata, se vendían en las calles como leña. Ante semejante situación, resultaba natural que nadie se ocupara de restaurar