Sarlo contra Sarlo
Publicamos en el Blog este aporte de Luis Polo, psicoanalista lacaniano e intelectual argentino, escritor de cuentos policiales y de los otros, fundador del Grupo de Cine de Yahoo (cómo, no conocen el grupo de cine???, entren ya mismo haciendo clic acá) Médico y empecinado promotor cultural. Vive en Corrientes.
Saludos.
Francisco Abelenda
Ahí va...
Buscando información para un trabajo, encontré un artículo de Beatriz Sarlo, Sensibilidad, cultura y política: el cambio de fin de siglo (*), del que transcribo un párrafo: “Muchas veces se ha dicho que la cultura del fin de siglo fue completamente reorganizada por la esfera individual. Ya casi ni es necesario probar esta afirmación. Se la repetido en las últimas décadas y los medios de comunicación han sido los primeros convencidos de que su hegemonía se había implantado sobre la hegemonía secular de la cultura escrita, y que sus representantes marcaban rumbos culturales como antes lo habían hecho los letrados. La soberbia massmediática no es sino corolario de algo que, en primer lugar, fue explicado por los intelectuales tradicionales a los actores audiovisuales. Se les dijo que los medios eran la sustancia activa con que se formaban las culturas populares y, sin ir más lejos, toda la cultura. Estos discursos son bien conocidos. Los repetimos de memoria y forman parte de un sentido común.
Se habla menos de un proceso igual o más impactante: la reorganización del mundo de las ideas a partir de laz transferencia de funciones típicamente intelectuales (y políticas) a la industria comunicacional…
La industrias informativas son hoy las creadoras de los grandes relatos que la posmodernidad pareció desalojar.” (*)
Opinión: ¿Sorpresa? No. ¿Decepción? Sí. Es triste ver cómo una intelectual de fuste, como lo demuestra Beatriz Sarlo en este artículo y en tantos otros, haya borrado con el codo todo lo que escribió, y haya perdido el lugar esencial de un intelectual, el de la crítica, para sumarse al discurso de la corporación mediática monopólica - con importantes intereses económicos fuera de la industria de los medios - más poderosa de la argentina actual, intereses que bajan línea en todos los artículos y opiniones de sus medios de expresión y que dan letra a los sectores dominantes.
El intelectual, con su palabra crítica, como dice Nicolás Casullo en Las cuestiones, es una de las figuras que han marcado una de las características de la modernidad del siglo XX. El término intelectual, nacido a fines del XIX, en 1898, en París, cuando Émile Zola (quien había escrito J´acusse en 1896), Anatole France y otros, elaboran El manifiesto de los intelectuales y lo publican en el diario L´Aurore, en defensa de Alfred Dreyfus, el militar judío acusado injustamente de traición a la patria.
Con el manifiesto nacen les hommes de lettres, un grupo de pensadores – escritores, artistas, periodistas, hombres de la prensa gráfica - que dejan de actuar en soledad y se levantan contra del poder hegemónico de la política y de los militares de Francia.
Unos años después de su artículo, y después de una larga trayectoria con los intelectuales más importantes de Argentina – país dotado de intelectuales desde su fundación -, Beatriz Sarlo se hace síntoma de lo que ella misma denuncia como característica del fin de siglo XX, declina su lugar y se suma a “la soberbia massmediática… a la reorganización del mundo de las ideas a partir de la transferencia de funciones típicamente intelectuales (y políticas) a la industria comunicacional”.
Son sus palabras.
Luis Polo
(*) Sensibilidad, cultura y política: el cambio de fin de siglo, Beatriz Sarlo. Observatorio siglo XXI. José Tono Martínez (comp.). Paidós, 2002.
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