¿Vana esperanza?


La crisis del gobierno de Cristina Kirchner a poco de asumir y con el voto contrario al gobierno del vicepresidente de la Nación en la batalla por las retenciones móviles dejó el sabor amargo de lo que se avizoraba como una debacle para el proyecto iniciado por la presidencia de Néstor Kirchner en 2003.

Poco a poco una carga mediática desmesurada e inédita dejó la sensación de que se trataba de una pérdida de prestigio irremontable y que los años que quedaban de gobierno para Cristina serían un calvario para un gobierno carente en absoluto de influencia en la opinión pública.

Las elecciones de junio de 2008, con la derrota de Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires, siguieron en ese camino desolador para las huestes oficialistas.

A partir de ese momento se instaló en la sociedad una idea curiosa: los únicos adherentes al proyecto kirchnerista eran militantes rentados (a bajo precio con el famoso choripán), los cambiantes barones del conurbano, algún piquetero exaltado atado a los beneficios de planes sociales de dudoso destino y algún que otro estúpido incapaz de diferenciar el bien del mal.

Para una persona de clase media, digamos un empleado de oficina o de comercio, que no estuviera de acuerdo con el odio brutal que despertaba lo que los medios más importantes llamaban con desprecio "la pareja presidencial", el mundo que les rodeaba se volvía un lugar dificil de habitar. La sola mención por este empleado de alguna tímida simpatía hacia alguna medida del gobierno lo encontraba vilipendiado por miradas de desprecio y eventualmente gritos desaforados. La acusación de "kirchnerista" caía como un sablazo sobre la cabeza del pobre paria que osaba manifestar en voz alta su simpatía hacia un gobierno que "no asumía el veredicto de las urnas" y se lanzaba con una Blitzkrieg diabólica a aprobar leyes impensables para una argentina neoliberal y capitalista salvaje: la ley de medios, el seguro universal para la niñez, la estatización de las AFJP, la estatización de Aerolíneas Argentinas, etc, etc. En este marco esa persona se sentía muy sola y triste, abandonada en un mundo abandonado. Náufraga de un proyecto que era pintado sin vela ni timón. Entonces el pobre empleado de comercio guarda sus opiniones para mejor ocasión, se calla, soporta en todos lados los agravios a la presidente para quien él conserva secretamente cierta simpatía, sonríe ante las cosas que sabe que no le conviene refutar y su vida sigue así, oculta, guardando sus pensamientos políticos dentro de un placard.

Sin embargo poco a poco fue surgiendo un programa de televisión desprolijo pero cargado de sonrisas , que exhibía un club "de la buena onda", con pequeños informes muchas veces tendenciosos pero bien compaginados, con columnistas intelectuales, simpáticos, bien vestidos, inteligentes, lindos.

El programa 678 que se emite por la Televisión Pública fue durante un tiempo el único programa "oficialista" de la televisión argentina. El único. Y eso generó una respuesta inesperada de todos los "empleados de comercio" y otros exponentes de la clase media que primero crearon una página de fans en la red informática Facebook y luego propusieron reunirse para expresarse y gritar sin miedos su oposición al frente del rechazo y el Odio (FRYO) (como se conoce al frente opositor al gobierno de Cristina Fernandez). Esa primera marcha de hace un par de meses fue para mostrar que existía una masa de algunos pocos que disentían y que se animaban a decirlo.

Hoy la situación es totalmente diferente a aquellos meses de soledad para nuestro querido "empleado". Ya no está solo. Ya puede decir lo que piensa sin tanto miedo. Va por su trabajo y se encuentra con otros que piensan como él.

El curso de los acontecimientos llevó nuevamente a la política argentina a una encrucijada importante. Un tribunal de la provincia de Mendoza falló en contra de la Ley de Servicios Audiovisuales que fuera aprobada después de una larga lucha de muchos años por una amplia mayoría en las dos Cámaras luego de un gran debate en toda la sociedad con audiencias públicas y todo lo que ninguna otra Ley de la República tuvo anteriormente.

El 9 de abril, los fans del programa 678 convocaron a expresarse a favor de la Ley de Medios y se movilizaron a los lugares más representativos de todas las ciudades del pais.

A partir de estas nuevas formas de expresión veremos qué puede lograr una clase media distinta a aquella que odia y rechaza, y veremos si es posible vencer las observaciones del gran Arturo Jauretche en su famoso libro sobre el medio pelo en la sociedad argentina. ¿Vana esperanza?

Comentarios

Muy buen post, Francisco.
Si aquél que está a favor de cualquier causa nacional y popular es un esbirro asalariado del Gobierno, comprado con un choripán (magro estipendio!), cabe pensar que los que están en contra de ese gobierno también han sido sobornados con, digamos, un par de canapés de salmón...
Me hace acordar de otro clásico: cuando algún equipo de futbol gana un campeonato, éste ha sido comprado; entonces, cuando gana otro equipo, ¿no cabe la misma sospecha?
"Si yo echo demonios en nombre de Belcebú, ¿en nombre de quién los echan ustedes?" preguntaba el Maestro hace algunos años...
¿Cuánto vale el fervor y la adhesión de un burgués? Probablemente son tan ignorantes que no cobran por su desinteresado apoyo y después se ofendan cuando no reciban nada...
Un abrazo.

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