Montale

Casi una fantasía

Va a amanecer otra vez, lo presiento
por la blancura de plata vieja en las paredes:
las ventanas cerradas se manchan de un tenue fulgor.
Vuelve la aparición del sol
pero sin las voces difusas,
los cotidianos estruendos.


El dolor de vivir

A menudo encontré el dolor de la vida:
era la ribera goteando estrangulada,
era la la hoja retorcida, resecada,
era el caballo en su caída.

Bueno, yo no sabía, por fuera del milagro santo
que abre la indiferencia divina:
la estatua en la somnolencia fina
del mediodía, la nube, el halcón de vuelo alto.

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