Programa del martes 4 de julio de 2006
Poesía eres tu...
Al final nos pusimos poetas.
Hablamos de la locura con Elena Levy-Yeyati, psiquiatra y psicoanalista, una buena combinación.
¿Qué es eso que llamamos locura..? ¿Qué define a alguien como psicótico..? ¿Sufren los locos..?
La melancolía...
Recordamos a Boris Vian y su canción Le deserteur.
Y recitamos de memoria el poema Reir llorando de Juan de Dios Peza, se los transcribo para que vean que lindo aunque mi hermano diga que un poema que tenga 5 veces la palabra spleen no puede ser bueno...
Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el público al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra, el más feliz...»
Y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».
—Viajad y os distraeréis. — ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad. —¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer. —¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid! —¡Noble he nacido!
—¿Pobre seréis quizá? —Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis? —¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia? —Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios? —Mucho... mucho...
—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y a los vivos mis verdugos.
—Me deja —dijo el médico— perplejo vuestro mal
mas no debeis acobardaos;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podéis curaos.
—¿A Garrik? —Sí, a Garrik...
La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa;
todo el que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.
—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, él sí, os lo juro... mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!
Cuando se muere la fe,
cuando huye la calma,
si sólo abrojos nuestras plantas pisan,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
por eso aquí aprendemos a reír con llanto
y a llorar con carcajadas.
Después transcribo Le deserteur de Boris Vian.
Saludos. Los espero el martes a las 21 hs.
El de la foto es nuestro corresponsal en Thailandia, Martín Izurieta.
Al final nos pusimos poetas.
Hablamos de la locura con Elena Levy-Yeyati, psiquiatra y psicoanalista, una buena combinación.
¿Qué es eso que llamamos locura..? ¿Qué define a alguien como psicótico..? ¿Sufren los locos..?
La melancolía...
Recordamos a Boris Vian y su canción Le deserteur.
Y recitamos de memoria el poema Reir llorando de Juan de Dios Peza, se los transcribo para que vean que lindo aunque mi hermano diga que un poema que tenga 5 veces la palabra spleen no puede ser bueno...
Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el público al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra, el más feliz...»
Y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».
—Viajad y os distraeréis. — ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad. —¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer. —¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid! —¡Noble he nacido!
—¿Pobre seréis quizá? —Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis? —¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia? —Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios? —Mucho... mucho...
—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y a los vivos mis verdugos.
—Me deja —dijo el médico— perplejo vuestro mal
mas no debeis acobardaos;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podéis curaos.
—¿A Garrik? —Sí, a Garrik...
La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa;
todo el que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.
—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, él sí, os lo juro... mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!
Cuando se muere la fe,
cuando huye la calma,
si sólo abrojos nuestras plantas pisan,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
por eso aquí aprendemos a reír con llanto
y a llorar con carcajadas.
Después transcribo Le deserteur de Boris Vian.
Saludos. Los espero el martes a las 21 hs.
El de la foto es nuestro corresponsal en Thailandia, Martín Izurieta.
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