Seis años después
Por Joseph Brodsky* Tanto hacía de la vida juntos que ahora el dos de enero caía de nuevo martes, y su ceja sorprendida se alzaba como un limpiaparabrisas en la lluvia, y su nostalgia, empañada, se despejó para mostrar el camino limpio que nos esperaba delante. Tanto hacia de la vida juntos que otra vez una nieve perpetua empezó a caer; por temor a que aguijonearan sus párpados detuve los copos con mi mano, y ellos, simulando no creer en aquella devoción por sus ojos, se agitaron en mi palma como mariposas. Tan extraña se había vuelto toda novedad que los enredos del sueño ridiculizaban cualquier depresión que el analista interpretara; cuando mis labios soplaron la vela, los suyos, aleteando desde mi hombro, buscaron unirse a los míos, sin pensarlo un segundo. Tanto hacía de la vida juntos que aquellas rosas harapientas de papel ya no estaban, y un bosque entero de abedules había crecido junto a la pared, y por casuali...